ELABORADO POR JORGE IVÁN MONCAYO PEÑA
LA DEFORESTACIÓN, UN MAL QUE PERJUDICA AL PLANETA
La deforestación ocurre cuando hay una reducción en la superficie cubierta del bosque ya sea por causas naturales o antrópicas. En Colombia, esta degradación ha alcanzado niveles críticos; así lo demuestra un artículo de la revista colombiana Semana, en el cual revela que, en el año 2.018, se deforestaron más de 190.000 hectáreas. A pesar de tener una reducción del 10% con respecto al año 2.017, se resalta que la cantidad de bosque deforestado es bastante alta. La importancia de los bosques para su ecosistema va, desde proporcionar un hábitat para especies de fauna, hasta ser fuente de un porcentaje considerable de Oxigeno para todos los seres vivos del planeta; por lo tanto, la tala de bosques es un factor que propicia el deterioro de la naturaleza, ya sea por la expansión de plagas o la aceleración del calentamiento global.
En la ciudad, también se ven consecuencias relacionadas a la deforestación, entre las que se encuentra un grave deterioro a la calidad del aire y el aumento de temperaturas por el aumento del CO2. A Largo Plazo se establece también que las ciudades no tendrán un fácil abastecimiento de agua, debido a que el ecosistema del cual se toma el agua potable, es un ecosistema que puede ser afectado por la deforestación.
Como solución a esta problemática ambiental, el gobierno colombiano, promueve la Estrategia Integral de Control a la Deforestación y Gestión de los Bosques (EICD), que promueve una disminución de la deforestación y degradación de los bosques, con programas para la gestión sostenible de los bosques en Colombia y el desarrollo sostenible en las comunidades que aumente la resiliencia del ecosistema. No obstante, con los datos obtenidos de la deforestación en el presente año, se puede concluir que estas políticas de momento han sido insuficientes para cubrir las necesidades de las comunidades locales y, por el contrario, se muestra un grave deterioro en el entorno paisajístico.
En la realidad actual de Colombia, es difícil establecer un lineamiento por el cual se deba regir la protección de bosques, ya que al haber más población siempre existirá la necesidad de un ordenamiento territorial acorde a las necesidades que manifiesta cada individuo, y siempre priorizando a las necesidades humanas básicas, sin pensar en las consecuencias que esto puede traer a la naturaleza.
Con la ocurrencia de desastres como el de Mocoa o Salgar, nos damos cuenta la importancia de tener una cobertura vegetal que nos proteja de los fenómenos atmosféricos, sin embargo, en lo corrido del 2.020 hasta el mes de junio se llevan taladas 76.200 hectáreas de Bosque Amazónico, forjando una perdida imposible de reparar al ecosistema que coloquialmente conocemos como “EL PULMON DEL MUNDO”. Es hora de que el hombre aprenda a subsistir sin deteriorar la naturaleza, o de lo contrario está condenado a su extinción.
BIBLIOGRAFIA
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